En la casa real holandesa hay una española que triunfa. Se trata de Pili Carrera, la diseñadora de moda infantil cuya marca se ha convertido en la favorita de la realeza. La reina Máxima escogió a principios de diciembre tres diseños de la firma gallega para vestir a sus hijas en el 11º cumpleaños de Amalia, la heredera. No era la primera vez. Ya había confiado en esta marca familiar en más de cuatro ocasiones, incluyendo su entronización. Los príncipes de Suecia, los de Dinamarca y la reina Letizia son otros de sus clientes más fieles. Una de las últimas veces que se vió a la princesa Leonor con una de sus creaciones fue en la misa de Pascua celebrada el pasado mes de abril en la catedral de Palma de Mallorca.
Aunque hoy Pili Carrera está presente en 14 países y puntos de venta tan prestigiosos como los almacenes neoyorquinos Neiman Marcus, el proyecto continúa gestándose en Pontevedra, donde se fundó la marca hace medio siglo. Salomé Carrera, hija de Pilar (Pili) y actual directora de la firma, recuerda los inicios: “La empresa nace realmente cuando yo nazco. En ese momento la situación económica en mi casa no era muy buena y mi madre, que tiene una sensibilidad especial con la moda, empezó a confeccionar prendas de punto para mí”. Poco a poco sus amigos comenzaron a hacerle encargos, y su tío, que tenía un comercio de ropa infantil, le propuso vender las confecciones en su local. “No ha sido nada fácil, nos hemos encontrado con un montón de piedras por el camino y ha habido momentos muy complicados”, recuerda.
El punto de inflexión en la historia de la firma fue la ceremonia de entronización de los reyes de Holanda el 30 de abril de 2013. Unos meses antes, les había hecho llegar un catálogo con su última colección. Fue la propia Máxima quién eligió varios diseños y llamó a la firma para encargarlos. Pili Carrera se los proporcionó, sin saber que serían expuestos a una audiencia mundial. Y lo fueron. Allí estaban las princesas Amalia, Alexia y Ariane con sus vestiditos amarillos confeccionados en Pontevedra en una imagen que pasará a la historia. “Sin duda nos ha ayudado mucho a dar a conocer la marca en el exterior. A nivel internacional ya poseíamos tiendas en varios países, pero evidentemente el impacto mediático ha llevado la firma Pili Carrera por todo el mundo. La verdad es que nunca le estaremos suficientemente agradecidos a la reina Máxima”, cuenta Carrera. Cada aparición pública con sus craciones supone la multiplicación de las ventas. Una de las claves de esta fructífera relación es que los diseños elegidos por la reina Máxima pertenecen a las colecciones generales, por lo que el cliente puede adquirir las mismas prendas. Sus vestidos rondan los 80 euros, aunque hay modelos, como los que llevaron las princesa holandesas en la entronización, que superan los 170. Una suma que la casa real holandesa pagó religiosamente porque, como les hizo saber, no permite regalos.
Escribe tu comentario